Las terapias alternativas vienen
a ser otra opción (diferente a la aceptada por la comunidad académica) para
resolver los problemas de la salud.
No necesariamente reemplazan a
las terapias tradicionales de la medicina, la farmacología o el análisis
psicológico, pero sí aportan un enfoque distinto y complementario.
El enfoque de las terapias
alternativas es holístico (ve el conjunto, la totalidad de la cosa), y en eso
se diferencian de las terapias tradicionales que suelen tener una mirada
reduccionista para analizar el problema.
Esto permite que la una busque la causa, y la otra naturalmente se acote
a paliar y desterrar el síntoma.
Consideremos que las terapias
aceptadas por la comunidad académica, no son nuevas, y se enmarcan en una
visión positivista, empírica (que necesita la experiencia para legitimar, aceptar
algo como verdadero) y demanda la super especialización en áreas concretas,
para construir conocimientos específicos. Esta visión (que se ha dado en muchos
ámbitos, porque es una corriente de pensamiento, no sólo una modalidad
científica), ha sido la que nos permitió
conocer a fondo cada objeto de estudio, pero a su vez ha desconectado el objeto
de su entorno para el estudio mismo. Paradójicamente, en este aislamiento, el conocimiento del objeto se vio acotado y es
lo que hoy están notando los científicos y estudiosos, especialmente los de las
ciencias sociales.
Tanto la postura de la medicina
tradicional, como la visión holística en los abordajes terapéuticos, son
interesantes si van de la mano. La primera, mira segmentando y profundiza. La segunda (que
llamamos alternativa), mira el todo y lo define como “más que la suma de las partes”, lo que le da una perspectiva más acertada del
contexto del problema y de la causa.
Cuando abordo un análisis de
cualquier problema en el consultorio (físico, espiritual, psico-emocional o
vincular) me valgo del arte que me muestra lo que no podemos ver a simple
vista, me habla de lo que no puedo escuchar en la voz de la persona. Me revela su subconsciente. Esto, me aporta
elementos para el análisis que no tendría de otra manera, o que se irían
revelando a medida que la persona va tomando consciencia (y eso suele ser un
proceso muy largo).
Una mirada holística en el
análisis de un problema es una que va más allá del problema mismo. Una que me
permite ver la totalidad, o al menos, una gran parte de ella: el síntoma, lo
que se piensa, lo que se siente, el caudal energético de la persona, lo que hay
en el subconsciente, la postura corporal, el tono de voz, lo que se dice, lo
que se calla, los fallidos, su pasado,
su propósito, el enfoque...
El abordaje holísitico "humaniza" el trabajo terapéutico sobre la enfermedad o el conflicto, porque contempla la multidimensionalidad del ser.
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